viernes, 13 de febrero de 2009

Cristo Viene Pronto??


El 2009, y la proximidad del rapto de la Iglesia


Acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba, porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche. Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:1-3.

EL 2008, EL AÑO QUE PREPARO EL CAMINO AL GOBIERNO DE ORDEN MUNDIAL.
Sin lugar a dudas el año 2008, fue un año terrible en todos los aspectos. Fue terrible en desastres naturales, donde el cambio climático fue el protagonista, las terribles inundaciones en América y Asia desbastaron la economía mundial. A ello le siguió mortíferos terremotos, como el de China en Mayo pasado y hasta erupciones de volcanes como el de Chaiten en Chile.
Los huracanes y tifones, hicieron de la suya; como ejemplo en Myamar, un tifón mato a más de cien mil personas y dejo más cuarenta mil desaparecidas y un millón de personas como víctimas. En América, fue una temporada de huracanes tenebrosa, donde las islas del Caribe fueron golpeadas con todo su ímpetu, en especial, Haití, Jamaica, República Dominicana y Cuba; milagrosamente Puerto Rico, y Centro América se salvaron de las envestidas de estos huracanes.
México también fue golpeado por estos huracanes, en ambos océanos, y Estados Unidos, en la costa del este y en los estados del golfo de México, en especial Nueva Orleans y Texas, siendo la isla de Galveston, en Texas, la más golpeada; A finales de Noviembre estuve en esta Isla en una convención, y uno de los hermanos me dijo: “Creo que Dios mando, este huracán a Galveston, porque se había corrompido”.
Pero sin lugar a dudas lo que más sonó de las catástrofes en el 2008, fue la ruina económica, al desplomarse la economía de la nación más poderosa del mundo, Estados Unidos. Se vino un desplome, de efecto domino, primero fue la súper potencia norteamericana, le siguió Europa y de inmediato le siguió Asía.
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